ROSARIO.- "La lluvia es una bendición del cielo; es una oportunidad para demostrarnos hasta qué punto llega nuestra fe."
Bajo la intensa lluvia, las palabras del padre Ignacio Periés calaron hondo en los 120.000 fieles que anteanoche asistieron al Vía Crucis que, como cada año, lleva adelante la parroquia Natividad del Señor, en el corazón del barrio Rucci, en la zona noroeste de esta ciudad.
Precisamente, a pocas cuadras del lugar donde se concentró la multitud, se emplazan los barrios más afectados por la tormenta que, a principios de la semana pasada, obligó a la evacuación de unas 30.000 personas que todavía hoy padecen las consecuencias de la lluvia.
Desde hace un tiempo sus fieles devotos le atribuyen poderes sanadores. Sin embargo, el sacerdote, que asegura no ser un cura carismático, insiste en que es un intermediario y en que el que sana es Dios.
"En lo bueno y en lo malo siempre Dios tiene una respuesta para ti", continuó el padre Ignacio, de 56 años, en un esfuerzo por confortar a la gente que, guareciéndose del temporal bajo paraguas, se congregó frente al palco desde el cual presidió la ceremonia, junto con el arzobispo local, monseñor José Luis Mollaghan.
CAMINO DE LOS GRANADEROS EN ROSARIO
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